domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Quién carajo es Sánchez Thompson?

El bunker de Barracas-Avellaneda es un lugar solitario a altas horas del domingo. Probablemente, te hayas dado cuenta de que Hijo de Psicoanalista y Poeta Callejero Marginal no existen y son un invento de tu imaginación. Hijo de Psicoanalista se cansó de ser "hijo de" y Poeta Callejero no escribió un puto poema desde que empezamos el blog.
Además, por estos días recibimos vía mail dos comentarios un poco perturbadores . Uno decía "Asunto: son dos negros de mierda" firmado por alguien de la facultad. Y el otro, más raro aún, de una prostituta (o alguien que pretende serlo) que nos pide que "toquemos" el tema de la sindicalización de las prostitutas. Le dijimos que nos encantaría, siempre y cuando no se comprometan los intereses de alguna patronal. 
 Poeta Marginal pidió una reunión urgente de tapa a las seis de la tarde en el bar Británico.Estaba indignado porque la gente no entendía el humor gonzo. "A estos puercos hay que matarlos", repetía. "Hay que irnos a Bolivia". A las 7, ya estaba re borracho y me presentó dos veces al mozo: "Este borracho que ves acá es mi editor". Por supuesto, se refería a mí como al abogado de Hunter Thompson que estaba más loco que la mierda; pero el mozo seguía sin entender el humor gonzo.
Finalmente, decidimos de común acuerdo emborracharnos y empezar a trabajar. Le dije que había elecciones en la facultad y que teníamos que preparar las urnas. "Como tu editor, te aconsejo que dejes de recomendar el humor gonzo -le dije con aire misterioso impostado-. Hay cosas que no se pueden publicar". 

 - Sol puede pensar que este poema es muy fuerte.
 - ¡Lo firmaste como Sánchez Thompson pelotudo!
 -Así es -dijo Sánchez Thompson con aire ausente y canchero - Esa es mi nueva identidad.
- ¿Por qué no lo publicamos en el blog?
- ¡No! -gritó, y la gente del bar lo miró un poco desconcertada.- Tomó del vaso de birra y con voz calmada, de psicótico empastillado, dijo-:  Este poema le pertenece a ella, no a vos puerco. Voy a sacarle una foto, se lo voy a dar y después lo publicamos.

Thompson se levantó de la mesa, se puso su saco negro de poder y encaró para la puerta del bar. Antes de irse, dijo con veleidad de borracho cósmico: "Escribíle una introducción a mi poema. Que el mundo sepa quién es Sánchez Thompson".










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